Entrevistador: Buenas noches, una vez más, a nuestra querida audiencia. En este programa, que se llama «Y usted, ¿qué piensa?», tenemos, en el día de hoy, como invitadas a Jane Austen y a Charlotte Brontë. El tema de debate será (con preocupación)… Bueno, primero saludemos a nuestras invitadas antes de revelar el tópico de esta entrevista. Querida Jane, estimada Charlotte, ¿cómo se encuentran?
Charlotte Brontë: Perfectamente.
Entrevistador: ¿Y usted Jane? Pero…¿Qué hace? ¡Jane! ¡¿Qué está haciendo?!
Charlotte Brontë: Está escribiendo.
Entrevistador: ¿En este preciso momento? Pero, ¡¿por qué?!
Jane Austen: Justamente por el acto en sí mismo. «No estoy de humor para escribir; debo escribir hasta que lo esté.»
Entrevistador: ¿Podrá usted participar de la entrevista mientras escribe?
Jane Austen: Sin duda.
Charlotte Brontë: Que impertinencia. Pero será como ella quiera. «No dejaremos que sus locuras nos atribulen, como de quien viene los tomaremos.»
Jane Austen: ¿De locuras habla usted?
Charlotte Brontë: Así me parece que es su proceder; una verdadera locura.
Jane Austen: En cambio yo diría que nada tiene que ver aquella sino más bien con un espíritu travieso.
Charlotte Brontë: Pues usted debe entones dormir muy mal. “Una mente alterada provoca una almohada inquieta.”
Entrevistador: ¿Sobre qué temática se encuentra escribiendo Jane?
Charlotte Brontë: No vale la pena preguntarle. Su futura obra no se diferenciará de las demás ni se destacará más que aquellas (Jane Austen mira con desprecio a Charlotte).
Entrevistador: Querida Charlotte, la señora Austen es una gran escritora.
Jane Austen: ¡Señorita! Nunca me casé.
Charlotte Brontë: Ya veo por qué.
Entrevistador: Estimadas, no peleen.
Jane Austen: No se preocupe. «Estaré calmada. Seré dueña de mí misma.»
Charlotte Brontë: Me alegro; así podré expresar mi enfado sin que el suyo lo interrumpa.
Jane Austen: «¡Qué terrible clima caliente tenemos! Me mantiene en un continuo estado de inelegancia.» (Charlotte dirige una mirada fulminante a Jane)
Entrevistador (con nerviosismo): ¿Qué les parece si hablamos de las herramientas indispensables para elaborar una novela?
Charlotte Brontë: De acuerdo, pero no esperaría ninguna respuesta sensata por parte de la señorita Austen.
Jane Austen: Puede que tenga razón. «Creo que puedo jactarme de ser, con toda la vanidad posible, la mujer más ignorante e inconsciente que se haya atrevido a ser una autora.»
Charlotte Brontë: Es cierto. Por empezar, la señorita Austen no conoce la profundidad de los sentimientos. ¿Qué se puede decir, por ejemplo, sobre su novela «Orgullo y Prejuicio»? Es «un lugar común; un jardín cuidadosamente vallado y cultivado, con bordes limpios y flores delicadas; pero ni un atisbo de una fisionomía vívida y luminosa, ningún campo abierto, nada de aire fresco, ninguna colina azul.»
Jane Austen (visiblemente irritada):Charlotte, me complace comprobar que es usted una mujer necia, de lo contrario intentaría contener sus emociones ya que sabría, sin duda, que «las personas enojadas no siempre son sabias».
Charlotte Brontë: En dicho caso, “es mejor estar sin lógica que sin sentimiento.»
Jane Austen: «¡Cuán rápido vienen las razones para aprobar lo que nos gusta!»
Entrevistador: Estimadas, comprendo que existan diferencias irreconciliables entre sus caracteres, pero ¿no creen que sería más astuto tratar de sembrar la paz? ¡Quién sabe! Quizás podrían en un futuro ser grandes amigas si…
Charlotte Brontë: ¡A perdido usted el juicio! «Puedo estar en guardia contra mis enemigos, ¡pero Dios me libre de mis amigos!».
Entrevistador: Querida Charlotte, ¿no tiene ninguna palabra afable que dedicarle a nuestra estimada Jane?
Charlotte Brontë: ¡Por supuesto que sí! Le deseo, a pesar de nuestras discrepancias, que sea feliz.
«No hay burla más sarcástica en este mundo que decirle a alguien que cultive la felicidad.»(Jane Austen se levanta de su asiento, tira sus manuscritos, y su pluma con violencia al piso y sale del estudio de grabación).
Entrevistador (con tristeza): Esto es lamentable… Charlotte, usted no debió…
Charlotte Brontë(interrumpiéndola):¡Oh! No se preocupe por mí. «Esta tormenta que surge no retendrá mi espíritu, sino que lo exaltará.»
Fin de la entrevista.