Reseña elaborada por Eleonor Nolan,
27 de Octubre, 2020.

Argumento:
El padre de Catherine, clérigo de Fullerton, tuvo diez hijos; de los cuales Catherine fue la cuarta en nacer. Nada en particular se destacó en la apariencia y personalidad de la niña hasta que tuvo, al menos, quince años de edad. Aun así, no fue sino a partir de los diecisiete años cuando empezó a experimentar ciertas cambios en su vida. El señor y la señora Allen, un matrimonio con el que su familia mantenía un estrecho vínculo, le hicieron un día una propuesta cuya aceptación trajo aventuras interminables, y situaciones de difícil resolución para una joven que nunca antes había salido de su pueblo de origen. La propuesta consistió en una invitación para pasar unas semanas en Bach en su compañía; por supuesto, una vez obtenido el consentimiento de sus padres.
Allí Catherine conoce a Henry Tilney, un encantador joven de veinticinco años, ministro de la iglesia anglicana, perteneciente a una familia adinerada, de quien se enamora tras intercambiar apenas unas palabras. Luego, gracias a una antigua conocida de la señora Allen, Catherine se relaciona con Isabella Thorpe, una muchacha cuatro años mayor que ella con quien entabla una íntima amistad. Además, Catherine encuentra en Bath a uno de sus hermanos mayores; James Morland, cuya presencia se debería a motivos de índole romántica.
Conforme Catherine comienza a asistir a los teatros y a los salones de baile, deslumbra, sin desearlo, al hermano de su amiga, John Thorpe. La pobre se vería atosigada por sus atenciones sin saber cómo deshacerse de él.
Mientras tanto, después de un tiempo desconociendo el paradero de Henry Tilney, Catherine lo haya una velada en compañía de su hermana, de nombre, Eleanor.
Poco a poco, Catherine logra ganarse el cariño de los miembros de la familia Tilney, quienes, correspondiendo a los sentimientos de ésta, la invitarían a pasar una temporada en su mansión en Northanger Abbey. No podría haber una propuesta más tentadora para ella; ni otra que prometiera colmarla de tanta felicidad por los próximos meses. Sin embargo, la realidad se presentaría de una manera muy diferente a la esperada. Una vez rodeada por las paredes del antiguo edificio, que una vez supo ser un convento, los secretos y misterios de la mansión perturbarían su mente día y noche.
Personajes:
Los Morland
Gracias a la profesión del padre de familia, y a una modesta fortuna que éste poseía, tanto su esposa como sus hijos contaron con los medios suficientes para vivir sin apuros; aunque quedó fuera de su alcance disfrutar de algún tipo de lujo.
▪Richard Morland:
Su presencia es escasa en el relato. De carácter sereno, y generoso, procuró brindar a sus hijos una instrucción apropiada, a la vez que la libertad necesaria para que descubrieran quienes querían ser en la vida. Su intención de no forzar sus destinos, no obstante, lo llevó a ser un padre un poco despreocupado y distraído.
▪La señora Morland:
También a duras penas aparece en las páginas del libro. Como madre, era partidaria, al igual que su marido, de que sus hijos encontrasen su propio camino en la vida con la menor cantidad de restricciones posibles; sólo aquellas necesarias para encauzarlos como hombres y mujeres de bien.
Constantemente atareada con el cuidado de sus hijos pequeños, no pudo dedicarse a impartir demasiadas nociones a sus hijos mayores. La educación de éstos últimos, en materias tales como literatura, historia y geografía se vio descuidada y cada uno se vio obligado a adquirir los conocimientos que le fuesen necesarios para desenvolverse sus intereses y en concordancia con aquello que fuese de mayor utilidad para su futuro.
▪James Morland:
Es uno de los hermanos mayores de Catherine. Se trasladó a Oxford unos años atrás para realizar sus estudios superiores. En una ocasión, durante la época de las festividades navideñas, conoce en casa de un amigo a una mujer por la cual empieza a sentir un interés amoroso en el transcurso del relato. Sus sentimientos, muy a su pesar, lo harían sufrir un desengaño.
Lo que más me duele es la malicia, la falsedad de que ella ha dado pruebas hasta el último momento. Me aseguró que me quería y se rió de mis temores. Siento vergüenza en haber sido tan débil, pero eran tantas las razones que me inducían a creer que me quería…
(La abadía de Northanger; Ediciones Debolsillo, 2015; página 198).
▪Catherine Morland:
Podemos decir sobre ella que no posee ninguna de las destrezas que una señorita debía procurar adquirir para asegurarse captar el interés de un joven apuesto que estuviese en la búsqueda de una esposa. Por ejemplo, jamás aprendió a dibujar ni a tocar instrumento alguno; sobre este último punto encontramos la siguiente cita:
Catherine estudió el clavicordio Durante un año, pero como en ese tiempo no se logró más que despertar en ella una aversión inconfundible por la música, su madre deseosa siempre de evitarle contrariedades a su hija, decidió despedir al maestro.
(La abadía de Northanger; Ediciones Debolsillo, 2015; página 8).
Por suerte las lecturas que eligió a su gusto lograron mejorar su capacidad de pensamiento, además de su criterio estético para distinguir y admirar todo aquello que fuese bello. De esta manera suplió, en parte, las enseñanzas que no pudo obtener de sus padres.
Los Allen
Este matrimonio no logró tener descendencia, por lo que Catherine era para ellos como su propia hija.
▪El señor Allen:
Es otro de los personajes que cuenta con pocas apariciones en el relato. Sus comentarios nos revelan su respeto por las buenas costumbres. Catherine es su protegida, por lo que en varias ocasiones aconseja a la muchacha para que su proceder sea el adecuado en los momentos en los que debe conducirse por sí misma.
▪La señora Allen:
Este personaje es bastante recurrente y pintoresco.
Mrs. Allen pertenecía a la categoría de mujeres cuyo trato nos obliga a preguntarnos cómo se las arreglaron para encontrar la persona dispuesta a contraer matrimonio con ellas (…) Mr. Allen no tuvo más base en que fundar su elección que la que pudiera ofrecerles cierta distinción deporte, una frivolidad sosegada y un carácter bastante tranquilo.
(La abadía de Northanger; Ediciones Debolsillo, 2015; página 15).
La señora Allen tiene devoción por sus vestidos y por los complementos con los cuales los acompañaba. Su afecto por los mismos se presenta tan arraigado que cualquier percance al respecto la hunde en una profunda consternación. Así, a lo largo de la novela, son varias las ocasiones en la que la señora Allen deja entrever este rasgo de su personalidad.
-Querida Catherine -dijo-, te suplico que me quites el alfiler con qué llevó prendido esta manga. Temo que haya sufrido un desperfecto, y lo lamentaré, pues se trata de uno de mis vestidos predilectos, a pesar de que la tela no me ha costado más que nueve chelines la vara.
(La abadía de Northanger; Ediciones Debolsillo, 2015; página 24).
También se advierte el poco raciocinio del que goza la señora y del que dan muestra otros tantos de sus comentarios. Para ver un ejemplo claro compartiremos esta otra cita:
Mrs. Allen, que acababa de llegar de un grato paseo, recibió a Catherine con las siguientes palabras: <<¡ Hola, la mía! ¿ estás de regreso?>>, declaración cuya veracidad la muchacha no se molestó en confirmar.
(La abadía de Northanger; Ediciones Debolsillo, 2015; página 64).
Los Thorpe
Es una familia casi tan numerosa como la de Catherine. Cuenta por lo menos con ocho integrantes; el señor y la señora Thorpe, y seis hijos, tres varones y tres mujeres.
▪La señora Thorpe:
Había sido compañera de colegio y amiga, en su juventud, de la señora Allen. Al igual que ésta, posee un único tema de conversación; en su caso se trata de las virtudes y los logros de sus hijos. Así, al pasear con la señora Allen por el balneario, mientras una elogiaba a sus vestidos, la otra hacía lo propio vanagloriándose con la integridad de su primogénito o la timidez de su niña más pequeña; en consecuencia, ambas permanecían ensimismadas en su discurso sin escuchar ni una palabra de lo que su amiga tenía para contar su amiga.
▪Isabella Thorpe:
Es la mayor de las tres hermanas y la más esbelta y hermosa. Es irremediablemente coqueta y seductora, y el descaro con el que se desenvuelve es incomparable al de cualquier otra mujer. No obstante, para conseguir sus propósitos opta por mostrarse como una joven sensible; por lo menos mediante sus palabras ya que no así con sus comportamientos.
Ya sabes que una vez que entregó mi cariño a una persona no hay poder humano que logre hacérmela olvidar. Soy así; tengo sentimientos más profundos que nadie, tan arraigados que ponen en peligro la tranquilidad de mi espíritu.
(La abadía de Northanger; Ediciones Debolsillo, 2015; página 96).
▪John Thorpe:
Es uno de los hermanos mayores de la familia Thorpe. Estudia en la universidad de Oxford junto con James, el hermano de Catherine. Es un hombre carente de cualquier tipo de encanto.
Mr. Thorpe era de mediana estatura y bastante obeso, eso aspecto vulgar añadía el ser de tan extraño proceder que no parecía sino tener que resultase demasiado atractivo sino se vestía como una calle y demasiado fino si no trataba la gente con la debida cortesía.
(La abadía de Northanger; Ediciones Debolsillo, 2015; página 42).
A todo esto se suma una obsesión por los caballos de raza y por los carruajes.
Lo que digo es que se fijen ustedes en las patas delanteras, en los lomos, en la manera que tiene de moverse. Les aseguro que ese caballo no puede recorrer menos de diez millas por ahora. Sería preciso atarle las patas, y aún así correría. ¿Qué le parece a usted el calesín, Miss Morland? ¿Verdad que es admirable?
(La abadía de Northanger; Ediciones Debolsillo, 2015; página 43).
Además, posee la mala costumbre de reclamar, sin la menor reserva, ciertos miramientos para con su persona, dando sobradas muestras de su naturaleza engreída.
-¿Qué significado de esto, Mis Morland? Creí que iba usted a bailar conmigo.
(La abadía de Northanger; Ediciones Debolsillo, 2015; página 72).
-No sé qué le hizo creerlo, cuando ni siquiera me invitó.
-Pues ¡sí que es buena contestación! Le pedí que bailaste conmigo en el momento en que usted entraba en el salón, y cuando iba a repetirselo me encontré con que se había ido. Esto es una farsa indigna(…) después de que yo les hubiese anunciado a todas mis amistades que iba a bailar con la chica más bonita del salón se presenta usted a bailar con otro. Me ha puesto en ridículo y ahora seré el hazmerreír de todos.
Los Tilney
Esta familia está constituida por apenas cuatro miembro; dos hijos varones, una hija mujer y el padre de ellos.
▪El General Tilney:
Hombre de carácter severo, somete a sus hijos a duras críticas y les exige una conducta intachable.
▪Frederick Tilney:
Quizás más por imposición que por deseo, Frederick siguió los pasos de su padre dedicándose al oficio militar. Durante el transcurso de la novela llegamos a conocer que ostenta dentro de su regimiento el rango de Capitán. Su personalidad se asemeja, en cierto sentido, a la de su progenitor.
El capitán parecía más orgulloso y menos simpático que Henry, además de ser sus modales muy inferiores a los de este.
(La abadía de Northanger; Ediciones Debolsillo, 2015; página 127).
Frederick se convierte, indirectamente, en culpable del sufrimiento de James Morland, a pesar de que sus intenciones al acercarse a la mujer amada por éste último no son serias; más bien, su fin es tan sólo despertar el interés de dicha dama para regocijarse con su conquista.
Frederick es tanto más vanidoso que Miss Thorpe, y si no ha sufrido hasta ahora serio disgustos es gracias a su entereza de carácter.
(La abadía de Northanger; Ediciones Debolsillo, 2015; página 216).
▪Henry Tilney:
Este personaje, al igual que el de Eleanor, se diferencia notablemente de los dos últimos. Siendo humilde, mostraría ser dueño de un gran sentido del humor.
-Ya veo cuán mala es la opinión que se ha formado usted de mí – dijole el joven seriamente-. Imagino lo que escribirá mañana en su diario.
(La abadía de Northanger; Ediciones Debolsillo, 2015; páginas 22 y 23).
-¿Mi diario? (…) Creo que se equivoca.
-Aún así, ¿ me permite que le diga qué debería escribir?
-Si lo desea…
-Pues esto: <<Bailé con un hombre muy agradable, que me fue presentado por Mr. King; sostuve con él una larga conversación, en el curso de la cual del pude convencerme de que estaba tratando con un hombre de extraordinario talento. Me encantaría conocerlo más a fondo.>> Eso, señorita, es lo que quisiera que escribiese usted.
A su vez, sabe adoptar un tono serio cuando la ocasión así lo requiere conduciéndose según sus valores éticos y morales.
▪Eleanor Tilney:
Es una muchacha que ha quedado marcada por la muerte de su madre producida unos nueve años atrás.
Como usted sabe, no tengo hermanas, y aún cuando Henry y Frederick son muy cariñoso conmigo, y el primero, felizmente, pasa largas temporadas aquí en la abadía, es inevitable que, a veces, tanta soledad me resulta intolerable.
(La abadía de Northanger; Ediciones Debolsillo, 2015; página 175).
Eleanor se presenta como la antagonista de Isabella. Posee casi sus mismos atributos y, sin embargo, se muestra ajena a toda pretensión.
Miss Tilney poseía un rostro de facciones agradables y una bonita figura, y si bien carecía de la arrogante belleza de Isabella, resultaba, en cambio, más distinguida qué ésta. Sus modales eran refinados y su comportamiento ni excesivamente tímido ni afectadamente franco, con lo cual resultaba alegre, bonita y atractiva, sin llamar la atención de cuántos hombres la miraban y sin necesidad de hacer vehementes demostraciones de contrariedad o de placer cada vez que se presentaba locación de manifestar cualquiera de estos sentimientos.
(La abadía de Northanger; Ediciones Debolsillo, 2015; página 53).
Escenarios:
a) Fullerton:
La historia comienza en este pequeño pueblo. Tanto la familia Morland, como el matrimonio Allen, han vivido allí varios años. Poco se puede decir sobre éste espacio físico ya que no se encuentra descripción alguna sobre él en la novela. Lo único que sabemos es que posee las típicas características de las que pueda adornarse a un lugar como Fullerton; es decir, grandes espacios verdes, probablemente dedicados algunos a la cosecha, y grandes y sencillas casas separadas entre sí por algunas millas.
b) La ciudad de Bach:
Aquí transcurre la mayor parte del relato. Y, no obstante, tampoco contamos con una descripción clara de ésta. Son mencionados los salones de bailes, los teatros, el balneario, y de ninguno de estos tenemos ni dos palabras para poder definir su aspecto. Lo único que resulta claro es que Bach cuenta con gran cantidad de entretenimientos en contraste con los que puede encontrar una persona en el campo.
También es interesante mencionar que no existe ningún detalle que pueda revelarnos cómo es la casa en la que se hospeda Catherine con el señor y la señora Allen durante su estadía en Bach.
Tanto en lo que respecta, en este sentido, a la ciudad de Bach como a Fullerton, es más que indudable, que Jane Austen no pretendió detenerse en estos pormenores; su intención fue proporcionar un estudio detallado del comportamiento de sus personajes.
c) La mansión de Northanger:
Sobre ella tenemos varios detalles para compartir.
El mobiliario de la habitación era moderna y de gusta éxito. La chimenea, que debería haber estado adornada con tallas antiguas,era de mármol, y sobre ella descansaban piezas de porcelana inglesa. Las ventanas, que, según le había dicho el general, conservan su forma gótica, también la desilusionaron. Si bien eran de forma ojival, el cristal era tan claro, tan nuevo, dejaba entrar tanta luz, que su visión no podía menos que desencantar a quién, como Catherine, esperaba encontrarse con unas aberturas diminutas con vidrios empañados por el polvo y las telarañas.
(La abadía de Northanger; Ediciones Debolsillo, 2015; página156)
Si bien Catherine pasa en éste sitio un tiempo considerable, y es evidente que la autora ha querido destacar su importancia al brindar ciertas descripciones de las que no ha provisto a las otras locaciones, son escasos los capítulos en los que la acción se desarrolla en dicho lugar. Si la escritora a fijado su interés en la mansión de Northanger es por ciertos acontecimientos que suceden en ella.
d) Woodston:
Allí se encuentra la rectoría en la que vive Henry.
Creo que, hablando de modo imparcial, Woodston está admirablemente situada, pues mira hacia el sureste. La propiedad posee también una huerta, cuyos muros mandé alzar yo hace diez años. Es una prebenda de familia, Mis Morland, y como los terrenos contiguos me pertenecen he tenido buen cuidado de aprovecharla debidamente.
(La abadía de Northanger; Ediciones Debolsillo, 2015; página 170)
La trascendencia de esta propiedad, en lo que hace a la trama de la novela, aparenta ser nula. Así y todo, es preciso dar una imagen sobre ella al lector atendiendo, como en el caso de la mansión de Northanger, a algunos eventos que tendrán lugar más adelante y que se verán enmarcados dentro de aquel paisaje.
A las diez en punto, y en un coche tirado por cuatro caballos, salieron de la abadía, y, después de un agradable paseo de veinte millas aproximadamente, llegaron a Woodston, un pueblo grande, populoso y bastante bien situado(…) Al otro extremo del pueblo, y un poco alejada de éste, se hallaba la rectoría, un edificio sólido y de construcción moderna cuya importancia aumentaba un segmento semicircular de avenida separada del camino por un portillo de madera pintado de verde.
(La abadía de Northanger; Ediciones Debolsillo, 2015; página 209)
Reglas de composición:
Jane Austen conocía a la perfección las reglas para componer una novela y decidió permitirse ciertas libertades en esta ocasión.
1º) Estructura difusa:
Por norma general, una novela está constituida de tres partes que se suceden en el siguiente orden:
▪Introducción: Se presenta el contexto a partir del cual es elaborada la trama del relato. También se presenta a los personajes de la misma.
▪Desarrollo, o nudo: Se detallan los conflictos que envuelven a los personajes y se profundiza en la esencia de la historia.
▪Desenlace: Se revelan los enigmas del relato.
En ésta novela, no es sencillo distinguir cuándo termina el desarrollo y comienza el desenlace; sus límites son borrosos y se superponen entre sí.
La introducción, en cambio, abarca sólo el capítulo I. De todas maneras, pueden existir confusiones al respecto. Es factible considerar que el desenlace comienza a partir del traslado de Catherine a la abadía de Northager; esto implicaría que la introducción se extendería más de diez capítulos. Tal opinión tendría su razón de ser en el hecho de que la novela ha sido titulada con el nombre de éste destino y en la importancia que la autora da a éste recinto.
2º) Interrupción narrativa:
En varios capítulos, Jane Austen deja en suspenso los sucesos que está contando para hacer acotaciones sobre sus personajes y sobre ciertos temas que aquellos discuten entre sí. Los escritores no acostumbraban a proceder de este modo en la primera mitad del siglo XIX; más bien es un accionar que se observa en obras del siglo XX.
3º) Uso atípico del sarcasmo:
Es un recurso que habitualmente se emplea dentro de los diálogos que los personajes mantienen entre sí. En el caso de esta novela, ninguno de los actores emplea el sarcasmo en sus discursos sino que es la propia autora quien hace uso de él en su papel de narradora. Se advierte en esta actitud una crítica hacia cierta esfera de la sociedad inglesa.
4º) Comedia:
La única novela de Jane Austen que cuenta con pasajes que remiten a una obra teatral de éste tipo es la Abadía de Northanger; cuenta con episodios tan logrados que resulta imposible no tenerlos presentes al recordar la lectura del libro. Éste recurso, a diferencia del anterior, directamente no era utilizado en la construcción de las novelas; o por lo menos no de forma reiterada y con el estilo que ostenta la Abadía de Northanger.
Crítica:
Se lamenta que la redacción de los últimos capítulos sea demasiado sucinta en comparación con el resto de la novela. Poco más de doce hojas son empleadas para volcar en ellas los pormenores necesarios para dar cierre a la historia.
Curiosidades:
La obra es una parodia de la novela gótica dado que presenta sus mismos elementos constitutivos pero distorsionados en una representación burlesca[i],[ii].
Conclusión:
Presenta un criterio refinado pero mordaz; Jane Austen describe la naturaleza humana con una destreza ejemplar. En casi todos sus capítulos, la novela alcanza la excelencia.
Calificación: 9/10 plumas.

[i] British Literature Wiki. Jane Austen (1775-1817);The Anti-Romantic? Recuperado de: https://sites.udel.edu/britlitwiki/jane-austen/
[ii] Robert Harris. Elements of the Gothic Novel. Recuperado de: https://www.sgasd.org/cms/lib/PA01001732/Centricity/Domain/553/Frankenstein%20Gothic%20and%20Romantic%20Notes.pdf