Un lugar limpio y bien iluminado, de Ernest Hemingway

Reseña elaborada por Eleonor Nolan,
16 de Marzo, 2025.

Café de Paris (circa 1903-1908), por Richard E. Miller. Recuperado de https://artvee.com/dl/cafe-de-paris-2/
Café de Paris (circa 1903-1908), por Richard E. Miller. Recuperado de https://artvee.com/dl/cafe-de-paris-2/

En la terraza de un café, por la noche, se encuentra un anciano sentado a una mesa que está situada a pocos metros de las ramas de un árbol cuya sombra es proyectada por la luz eléctrica del local. Entre tanto, los dos camareros del establecimiento le observan y establecen un diálogo al respecto de él, quien es el único cliente que ha quedado en el café. Entre idas y vueltas, ambos se sientan a una mesa arrimada a la puerta del local.

El viejo ha intentado suicidarse la semana pasada. «Estaba desesperado», afirma el camarero más joven. «¿Desesperado por qué?», interroga el otro mozo. «Por nada», responde su interlocutor.

El hombre sigue entretenido con su copa de coñac. Es habitué del establecimiento, y como tal, es costumbre suya quedarse hasta entrada la madrugada, bebiendo una copa tras otra. No obstante, al menos en esta ocasión, el camarero más joven se niega a seguir atendiéndole, y el anciano, tras pagar la cuenta, se aleja del café andando calle abajo con paso zigzagueante.

Unos minutos más tarde, el café está con las persianas bajas y los dos mozos se marchan del lugar. De ellos, el de más edad se dirige, meditabundo, a una bodega. Allí toma un trago, y después abandona la taberna. Unas horas más tarde, al despuntar el alba, estará recostado en su cama, durmiendo.

Papeles protagónicos, secundarios y terciarios*
RolSujetoDescripciónAnálisis
Protagonista- Deuteragonista-TritagonistaEl ancianoSiempre va en horas vespertinas al mismo café a emborracharse. Sufre de sordera parcial, por lo que a veces no puede oír a quien le habla.En una primer instancia, se presume que el viejo es el auténtico protagonista. Sin embargo, más adelante la atención está puesta, fundamentalmente, en el camarero más joven.
Deuteragonista/Antagonista-ProtagonistaEl camarero jovenEstá inquieto por regresar a su casa, e irse a dormir. De ningún modo consigue hacerlo antes de las tres de la madrugada, por culpa del viejo que se rehúsa a dejar de emborracharse.Su ritmo y filosofía de vida se opone al del anciano. Asimismo, en la medida en que transcurre el relato, advertimos que lo mismo sucede su vínculo laboral con su colega; es decir, el otro mozo del café.
Deuteragonista/Antagonista- ProtagonistaEl camarero de más edadSin prisas, disfruta de la tranquilidad de la noche y de la compañía que le brindan sus clientes, incluso los que permanecen en el local hasta altas horas de la noche.Actúa en oposición al camarero joven. Da la impresión que su pensamiento se alinea con el del anciano; aunque a posteriori se aprecian ciertas diferencias. Igualmente, es el personaje que cobra mayor protagonismo al final de la narración.
SecundarioUna muchacha y un soldadoSe pasean frente a la fachada del local. La muchacha se esconde detrás del recluta, dando pasos rápidos.La intervención de una y otro en la historia aparenta ser insignificante. Un estudio pormenorizado permite contradecir esta opinión.
SecundarioEl empleado de la tabernaPerplejo ante la desfachatez de quien se aproxima a la barra, le ofrece cualquier bebida, mientras hace oídos sordos a los comentarios despectivos que escucha a sus espaldas.Tiene una participación limitada, y su función principal es implicarse indirectamente en el infortunio de uno de aquellos mozos del café, a fin de que el susodicho concluya su monólogo con énfasis.
TerciarioLa sobrina———–Es señalada en relación con un incidente ocurrido unos días atrás.
TerciarioLa esposa del camarero más joven———–Sólo se da a conocer que espera en la alcoba a su marido.
TerciarioLa esposa del anciano———–Se infiere que ha fallecido hace ya un tiempo.

*Terminología de la Antigua Grecia:
·Protagonista: primer personaje principal.
·Deuteragonista: segundo personaje principal.
·Tritagonista: tercer personaje principal.

En la antigua Grecia, las representaciones teatrales originalmente se realizaban con un solo actor. Este contexto fue evolucionando gradualmente a medida que Esquilo y Sófocles introdujeron otros papeles principales. Así, se estableció la tríada de actores en la tragedia griega. Esta clasificación también se utiliza hoy en día en relación con otras obras literarias. Dicho esto, cabe destacar que el relato escrito por Hemingway, la distinción entre «protagonista», «deuteragonista» y «tritagonista» no es clara al principio, por lo que los personajes intercambian roles más de una vez.

a) El café:

«De día la calle estaba llena de polvo, pero por la noche el rocío impedía que el polvo se levantara»,

Cuentos Ernest/ Hemingway; Debolsillo, año 2021, página 453.

y…

«…las mesas estaban vacías a excepción de la que ocupaba el hombre sentado a la sombra de las hojas del árbol, que el viento sacudía ligeramente»

Cuentos Ernest/ Hemingway; Debolsillo, año 2021, página 453.

Estas parecieran ser las únicas citas textuales que se brindan acerca de la terraza del café, y que dan una idea lo más precisa posible de sus características. Es cierto que, de igual forma, se hace referencia a la pulcritud y la iluminación del lugar. No obstante, el escritor no proporciona detalles significativos que valga la pena mencionar.

b) La taberna:

-La luz es clara y agradable, pero la barra no está lustrosa -dijo el camarero.

Cuentos Ernest/ Hemingway; Debolsillo, año 2021, página 458.

Esta observación es lo que el autor ha tenido a bien facilitarnos sobre el local. Y con intención de crear un contraste entre éste y el café, se le atribuyen un conjunto de peculiaridades imaginarias, al menos por parte del mozo que ha ido allí a tomar una copa.

El juego de luces y sombras:

«La luz de la farola brilló sobre la chapa de latón que colgaba del cuello del soldado»

Cuentos Ernest/ Hemingway; Debolsillo, año 2021, página 454.

Quizás sea una de las pocas frases que mejor hace alusión a los destellos de la luz eléctrica. Cabe destacar que, en esta escena, la farola es bien probable que sea parte del alumbrado público y no pertenezca a los dueños del café. Aún así, contribuye a describir la atmósfera que caracteriza a la fachada externa de éste.

«…y además, ahora están las sombras de las hojas»

Cuentos Ernest/ Hemingway; Debolsillo, año 2021, página 457.

Esta es la tercera vez que se enfatiza esta idea: la relación intrínseca entre naturaleza y luz. El foco no está puesto, aquí, en la penumbra que invade las calles, sino en el fulgor de la luz eléctrica que, pese a todo, se filtra por entre las ramas de los árboles.

La pulcritud y la suciedad:

Sólo hay algunas insinuaciones respecto al grado de «limpieza», por lo demás, digno de elogio, del café. Aunque, a decir verdad, no podría asegurarse que este fuese el caso si se presta atención al siguiente fragmento:

El camarero entró en el café para coger la botella de coñac y otro platillo de la barra y se dirigió a la mesa del viejo. Colocó el platillo sobre la mesa y llenó el vaso de coñac.
-Ojalá se hubiera matado la semana pasada -le dijo al sordo.
El viejo hizo un movimiento con el dedo.
-Un poco más -dijo.
El camarero le sirvió más hasta que el coñac rebasó la copa, bajó por el pie y llegó hasta el primer platillo de la pila.

Cuentos Ernest/ Hemingway; Debolsillo, año 2021, página 457.

Varios recipientes están mojados, y seguramente la mesa también lo esté. Sin embargo, el camarero de más edad está empecinado en pensar lo contrario. A lo mejor, incluso refutase cualquier razonamiento que defendiese una apreciación diferente. Esto no implica que el café no esté en condiciones aceptables en cuanto a higiene se refiere. No obstante, el camarero de más edad da la impresión de tener una imagen un tanto idealizada del local.

«Nada» y el vacío existencial:

«Nada nuestra que estás en la nada, nada sea tu nombre, nada a nosotros tu reino y hágase tu nada así en la nada como en la nada. La nada nuestra de cada día dánosla hoy y nada nuestras nadas así como nosotros nada a nuestros nadas, no nos dejes nada en la nada mas líbranos de la nada; pues nada. Nada te salve nada llena eres de nada, la nada esté contigo»

Cuentos Ernest/ Hemingway; Debolsillo, año 2021, página 458.

Este relato fue publicado en 1933, en Scribner’s Magazine. Por aquel entonces, Hemingway atravesaba un período en el que se había reconciliado con el catolicismo a raíz de su matrimonio con Pauline Pfeiffer1, quien fue su segunda mujer y madre de dos de sus hijos. Por consiguiente, no pareciera haber un argumento sólido que justificase su escepticismo religioso al momento de elaborar la presente obra2. Así y todo, pudiera ser que Hemingway hubiese escrito este breve cuento antes de contraer matrimonio. Es una hipótesis que no ha sido estudiada en profundidad.

Una vida sin sentido es lo que experimentan el anciano y el camarero de más edad. El primero de estos personajes, a pesar de haber intentado suicidarse, es quien tiene una estructura en su día a día que lo distrae de las preocupaciones; ir a una hora pautada al café y tomar una copa de coñac. Está fastidiado del mundo que le rodea, y, aún así, se las ingenia para encontrar algo que le proporcione un disfrute.

Desde este punto de vista, el camarero de más edad está resignado a «existir» y tiene la certeza de que nada habrá de ser diferente. Ciertamente, es una forma más que pesimista de analizar el futuro. En el instante en que entra al café y atiende a sus clientes, es capaz de regocijarse en el hecho de serles útil; aunque, al bajar las persianas del local el gozo cesa de forma inmediata.

En otras palabras, hay aquí dos retratos a contrastar. Por una parte, existe una fiel representación de un individuo entrado en años, que, una y otra vez, se entrega a lo mundano por la satisfacción que le brinda. En cambio, hay un sujeto, de mediana edad o menos, que se halla ajeno a la frivolidad, e insensible a cualquier estímulo externo.

Las mujeres, y la vida sexual masculina; un pormenor que casi pasa inadvertido. Si bien sólo hay un personaje femenino en la historia, hay referencias a otros tres: la sobrina del anciano, su conyugue y la mujer del camarero más joven. Examinemos esta cuestión.

Un grupo de mozos se inclinan sobre una mesa, próxima a la puerta del café; y en el preciso instante en que escudriñan con la mirada al parroquiano que está en la terraza, una pareja hace acto de presencia en la calle, frente al local, y se escabulle por un recodo.

-La patrulla los cogerá -dijo uno de los camareros.
-¿Qué más da, si él se sale con la suya?
-Es mejor que no se queden en la calle. La patrulla los cogerá. Han pasado hace cinco minutos.

Cuentos Ernest/ Hemingway; Debolsillo, año 2021, página 454.

Luego, en otra escena, el siguiente diálogo tiene lugar:

-Ya está borracho -dijo.
-Se emborracha cada noche.
-¿Por qué quiso matarse?
-¡Yo qué sé!
-¿Cómo lo hizo?
-Se ahorcó con una cuerda.
-¿Quién la cortó?
-Su sobrina.

Cuentos Ernest/ Hemingway; Debolsillo, año 2021, página 455.

Dicho esto, la joven que transita con un combatiente es posible que sea una prostituta, sobre todo si se tiene en cuenta su nerviosismo y el hecho de que intenta apresurar el paso. Mientras tanto, la señorita que ingresa en la habitación donde el anciano pretende suicidarse es una actriz algo caricaturesca, que Hemingway utiliza para satirizar los preceptos por los que se rigen los cristianos.

-Ojalá se fuera a la casa. Nunca consigo acostarme antes de las tres. ¿Qué horas son esas de irse a la cama?
-Él se queda levantado porque le gusta.
-Está solo. Yo no estoy solo. Tengo una esposa que me espera en la cama.
-Él también tuvo esposa.
-Ahora una esposa no le serviría de nada.

Cuentos Ernest/ Hemingway; Debolsillo, año 2021, página 455.

Por fin, a continuación, se da inicio a una charla sobre dilemas maritales. Pese a que rara vez se entra en detalle, se interpreta sin dificultad el significado de las palabras de uno de los empleados del café; el matrimonio es preferible en la medida en que sea viable deleitarse en los goces sexuales que tiene para ofrecer.

A lo largo de su vida, Hemingway experimentó en carne propia la soledad y el desasosiego. Sin éxito, procuró refugiarse en el Catolicismo en numerosas circunstancias. Esto lo llevó al escepticismo que se trasluce en sus escritos. A pesar de eso, Hemingway era más creyente de lo que se atrevía a confesar. Carecía únicamente de la firmeza de carácter que se precisa para no exasperar frente a la calma y paciencia que conlleva la fe.

Este relato refleja los propios sentimientos de Hemingway acerca de una existencia que le era excesivamente penosa. Es, ni más ni menos, un cuadro fiel de su día a día.

Boston University. Arts & Sciences Writing Program. A Common Faith: Religious Faith and Political Fanaticism in “For Whom the Bell Tolls”. Recuperado de https://www.bu.edu/writingprogram/journal/past-issues/issue-11/furmanek/#:~:text=Hemingway’s%20religious%20sways%20are%20similarly,of%20his%20works%20(Johnson)

Aleteia. New book on Ernest Hemingway’s messy but sincere Catholicism. Recuperado de https://aleteia.org/2025/01/15/new-book-on-ernest-hemingways-messy-but-sincere-catholicism

  1. Habiendo sido criado como Protestante, a la edad de 19 años, a raíz de un accidente casi fatal y creyéndole moribundo, un sacerdote católico le bautizó con el fin de darle los últimos sacramentos (la Unción de los Enfermos, y el Viático). Con todo y eso, Hemingway no falleció en esa ocasión y se repuso del accidente. Más adelante, a la edad de 28 años, y pese a ya haber sido bautizado, optó por repetir el rito de iniciación con motivo de su próxima unión matrimonial con la periodista norteamericana. ↩︎
  2. Aún así, hay que recordar que Hemingway ya había sufrido episodios depresivos durante su primera juventud. ↩︎

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